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Interstellar…y de nuevo Kip Thorne

  |   IES Valle del Saja

Chris Nolan es, sin duda, uno de los directores de moda del cine actual. Por supuesto que en el buen sentido de la palabra porque hoy más que nunca el término moda parece sinónimo de efímero, poco creíble y hasta poco auténtico. Nada de esto le podemos achacar al director británico que, si por algo se caracteriza, es por la independencia y la autenticidad de sus propuestas. Si sus creaciones serán efímeras o no sólo el tiempo podrá determinarlo pero la impresión que nos producen algunas de sus obras es que seguiremos hablando y disfrutando de ellas dentro de muchos años. Para acercarnos al trabajo de Nolan nada mejor que dirigir la mirada a su última película: Interstellar.

 

No escribo esta entrada ni como crítico cinematográfico ni como físico teórico, pero me he sentido impulsado a realizar una reflexión para poder recomendársela a mis alumnos. La podría aconsejar por muchas razones pero la fundamental es que en esta película la Física es la gran protagonista. Y ese protagonismo se asume nada menos que para salvar a la humanidad de su extinción. Para continuar con este análisis es necesario hacer un mínimo comentario sobre la historia que desarrolla la película.

 

La acción arranca en un instante indeterminado del siglo XXI pero resulta evidente, por muchas referencias, que es un futuro muy próximo a nuestro tiempo, no más allá de unas pocas décadas. La trama no es nueva y muestra cómo los desastres ecológicos conducen a una situación sin salida para la humanidad, concretada en este caso en la imposibilidad de producir alimentos. El guión cuenta con acierto la necesidad de nuestra especie de proseguir su existencia en lugares donde no ha estado hasta ahora. Para lograr este empeño la película cede completamente el protagonismo a la ciencia con mayúsculas.

 

Y si se trata de hablar de Física al más alto nivel hay que recurrir al más grande de los teóricos. Si habéis leído la entrada anterior puede que lo hayáis adivinado: de nuevo Kip Thorne. Sí, casi tres décadas después de haber asesorado a Carl Sagan para su magnífica novela, Contact, Thorne es requerido para orientar toda la parte científica del guión de los hermanos Nolan. El resultado es de nuevo un prodigio de imaginación y rigor que, a pesar de lo peligroso que resulta hacer predicciones, hará de esta película una obra de referencia de la ciencia ficción. Y esto se logrará, en buena medida, por la novedosa e impactante propuesta de Thorne. Nunca antes se había hecho una incursión tan fundamentada a las posibilidades, problemas e implicaciones de las singularidades del espacio-tiempo. Todo ello integrado en una historia que a mí me resultó impactante y en algunos momentos hasta sobrecogedora.

 

Fiel a su tradición el físico de Utah no se ha quedado conforme con su intervención en el guión y acaba de publicar un libro (disponible sólo en inglés) llamado The science of interstellar. El título no deja lugar a dudas, es un repaso detallado por todas las cuestiones físico-matemáticas de la película. Por desgracia, algunos deberemos esperar a su publicación en español (si llega) para poder hacer un buen aprovechamiento de lo que en él se cuenta. Los que lo han leído ya, hablan maravillas acerca de él, y me refiero a físicos que saben muy bien de lo que se trata. Algunos dicen que después de su lectura valoran aún más la película porque algunos aspectos eran considerados puramente especulativos por buena parte de la comunidad científica y el bueno de Thorne desarrolla y demuestra punto por punto la verosimilitud de muchos de esos datos. De todos modos, creo que el libro deja claro en todo momento lo que son cuestiones puramente especulativas o las que son licencias para poder cerrar tramas del guión. Incluso hay quienes hablan de lección magistral refiriéndose a la que el profesor Thorne culmina con la publicación de este libro.

 

En cualquier caso, con o sin libro, disfrutaréis de la física de Interstellar. Las recreaciones del agujero negro con el horizonte de sucesos son espectaculares. La gravedad artificial de la nave en constante movimiento de rotación completamente correcta. La relatividad general se presenta elegante y protagonista en los efectos gravitatorios del agujero negro. El tránsito a través de un agujero de gusano es más que creíble, buenos diálogos explicando las particularidades de un agujero negro en rotación y para que los que quieran y puedan acceder al nivel avanzado, se muestran, impecables, las pizarras saturadas de fórmulas desarrollando una especie de curso acelerado en cosmología en las que se ataca el problema con toda la artillería pesada: Diagramas de Penrose, métrica de Kerr y relatividad por todas partes. Es de agradecer, además de raro, que una película muestre a los científicos como los potenciales salvadores de la humanidad, en concreto a los físicos teóricos. Por cierto, os dejo descubrir el singular cameo que Thorne hace en la película.

 

INTERSTELLAR

Thorne concentrado en la pizarra en un momento del rodaje.

 

En cuanto a la película, como siempre, habrá opiniones para todos los gustos. Para empezar, las casi 3 horas de duración serán disuasorias para muchos. Yo he de reconocer que no me resultó larga en absoluto. Curiosamente me transmitió la sensación de estar pensada para un metraje mayor y haber sido recortada en el montaje. Al menos, algunos pequeños saltos así lo sugieren. En otras críticas se censura que la interpretación de Matthew McConaughey está sobreactuada. A mí sinceramente me parece que está mal doblado. Como dije, no soy especialista en estos temas y creo que no debo extenderme más en ellos.

 

También resulta inevitable encontrar referencias al buen cine de ciencia ficción. Lógicamente algunos aspectos de Contact se pueden ver también en Interstellar, no en vano la mano que mece la física es la misma. De igual modo son muchísimas las imágenes que nos recuerdan el 2001 de Kubrick y los más enamorados del género seguro que encontráis recuerdos de muchos otros clásicos y hasta de la reciente Gravity. Cada espectador podrá escuchar ecos diferentes en esta apasionante película. De hecho, mi gran amigo y director de cine Pedro Telechea, me recordaba que el amor desesperado a través del espacio y del tiempo (en este caso entre padre e hija) le inspiraba muchas imágenes de la novela Drácula. Ahí es nada.