Hasta siempre, Profesor Hawking
En el mausoleo de Isaac Newton, en la abadía de Westminster, se puede leer un largo epitafio que concluye con esta frase “Dad gracias por este adorno para la raza humana”
Newton había sido el segundo ocupante de la cátedra Lucasiana de Cambridge, creada años antes con los fondos del aristócrata Henry Lucas. Desde entonces se ha cuidado de modo especial a los titulares de esta cátedra, que los reconoce como profesores Lucasianos. Stephen Hawking la ostentó desde 1980 hasta 2009 siendo uno de los que más tiempo ha estado al frente. Al igual que su predecesor, hace tres siglos, merecería un epitafio similar. Ciertamente, personas como él son un auténtico lujo que provocan una sensación de orfandad en toda la especie humana cuando desaparecen.
A pesar de sus innegables méritos académicos, la figura de Hawking trasciende al mundo de la Ciencia. Es verdad que su imagen, castigada por la enfermedad, ha hecho que sus teorías tengan un impacto mediático que es muy difícil de conseguir fuera del ámbito científico. Pero resulta casi un milagro que la persona que más nos ha acercado a las estrellas lo haya hecho ligada al suelo del modo más cruel que se puede imaginar. Que una de las voces más escuchadas del pensamiento contemporáneo haya sido una voz sintetizada porque estaba privada de la posibilidad de articular palabras desde hacía décadas. Que alguien que se consideraba plenamente satisfecho con su vida lo hiciera en unas circunstancias que para cualquier otro serían causa de abandono y depresión.
(Fotografía de elpais.com)
Stephen Hawking es un ejemplo por todo ello. Sus aportes a la física teórica serán relatados en los próximos días en todos los medios de comunicación. Pero hoy preferimos recordar al hombre que hizo de su vida un ejemplo de dignidad y lucidez. Siempre valiente, supo adaptarse a la desfavorable evolución de las circunstancias y seguir disfrutando hasta el último momento de las pocas cosas que podía realizar. Sobre todo de su pensamiento. Exquisito, profundo y creativo hasta extremos muy poco comunes.
Y en ese tortuoso camino, tuvo tiempo de divertirse colaborando, hasta en dos ocasiones, en discos de Pink Floyd. De realizar vuelos de gravedad cero o de cruzar apuestas con sus colegas científicos que provocaban buenas risas por lo disparatado de muchas de ellas.
http://www.elcorreo.com/sociedad/curiosas-apuestas-stephen-20180314115731-nt.html
http://warp.la/la-historia-detras-las-colaboraciones-stephen-hawking-pink-floyd-177072
(Fotografía de ZERO GRAVITY CORPORATION)
No hay mejor modo de terminar esta reseña que recordando la última frase con la que acaba su autobiografía,
Me lo he pasado en grande estando vivo y dedicándome a la investigación en la física teórica. Soy feliz y he aportado algo en nuestra compresión del universo.
Descanse en paz