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Premios Ig Nobel ¿Ciencia o espectáculo?

  |   IES Valle del Saja

Íñigo Ibargoyen, alumno de 4º de ESO de Física y Química, nos recuerda mediante un enlace la concesión de tan polémicos premios.

 

Para los que no conozcan la existencia de estos galardones es necesario recordar que se convocan por la revista de humor científico Anales de investigación improbable y son entregados en la universidad de Harvard desde hace más de 21 años. En ellos se valora lo disparatado, extravagante, absurdo y hasta innecesario de una investigación.

 

Cada año por estas fechas, la comunidad científica se suele dividir respecto a la oportunidad de tales distinciones. El hecho de que se investiguen temas como el incremento en la producción lechera de las vacas si son llamadas por su nombre, levanta ampollas en los sectores más ortodoxos. Además, y como leía hace unos años a Javier Armentia, muchos medios dan una cobertura informativa a estas distinciones que no proporcionan a investigaciones mucho más importantes e incluso más cercanas. Pero todo esto no puede llevarnos a un análisis superficial de la situación.

 

Por una parte, y como expresan los convocantes, son premios que en primera instancia buscan provocar la risa pero inmediatamente después estimular la imaginación. De otro lado, el comité de entrega de los premios lo suelen constituir auténticos premios Nobel que en absoluto reniegan de este evento. Y por supuesto que, por intranscendentes que sean algunas de las investigaciones, no están exentas del máximo rigor formal. Sólo plantearnos el estudio  del coeficiente de rozamiento que actúa sobre una persona que pisa una piel de plátano nos produce fatiga. Si se me permite la comparación, estos premios tienen tanto de espectáculo como un concurso de «mates» en la NBA. Lejos de la formalidad necesaria que se requiere en la investigación básica, los científicos pueden dar  rienda suelta a sus fantasías como el jugador de baloncesto lo hace para estos eventos. Que el deportista realice su intervención disfrazado o ayudándose de una silla no creo que haga a nadie dudar de sus extraordinarias capacidades técnicas ni mucho menos pensar que cualquiera lo puede realizar.

 

Además, muchas de estas investigaciones aunque acabaron en el terreno de lo extravagante, partieron de una intención nada ridícula. Por ejemplo, el físico ruso Andréy Gueim ganó el Ig nobel de Física en 2000 por haber conseguido hacer levitar una rana viva en un intenso campo magnético. Gueim había investigado intensamente en diamagnetismo y realizaba estudios sobre el comportamiento diamagnético de la materia orgánica sometida a fuertes campos magnéticos. Aunque su estudio acabó derivando en la famosa y polémica rana, él ya era un reconocido investigador. Pero terminará de convencernos el hecho de que en 2010 recibió el Nobel de Física por sus estudios sobre el hoy conocidísimo grafeno. De momento es la única persona que ostenta ambas distinciones pero no sería de extrañar que un caso así se repitiera en el futuro.

 

grafeno1

Estructura del grafeno junto a la famosa rana levitadora

 

Quizá lo único malo, y cito de nuevo a Javier Armentia, es que convertir a la Ciencia en algo parodiable hace que no sintamos tanta vergüenza a la hora de reconocer que no sabemos nada de ella.

 

Aquí el enlace que oportunamente nos hacía llegar Íñigo con las 10 investigaciones más incalificables del año:

 

http://www.abc.es/ciencia/20140920/abci-nobel-2014-estas-diez-201409191327_1.html